Aquellos amigos que vagan por la ciudad,
con la mirada perdida y en busca de
algún alimento arrojado por las personas
en lugares inapropiados o sólo en
basurales.
Algunos te hacen
gracias con la esperanza de ser recogidos y
otros más rudos lanzan sus
ladridos, tal vez por las experiencias que han
vivido.
Mi mascota se
llama Lula o Trula según algunos mal entendidos (dicesé amigos), es media loca y
muy regalona. Vive junto a mí, suele dormir a
los pies de mi cama o más bien
busca los lugares calientes y blandos para
reposar su cuerpo peludo.
Es fiel más que muchos de nosotros, leal sin
duda creo sin
equivocarme que me aprecia, pues me cuida de una manera
desmensurada. Es una
lealtad difícil de entender.
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5 comentarios:
ES que es tan lindo tener uno de esos animalitos dando vuelta!!!! a mi, me encantan
Pena me dió pues Clau, leí sobre la Trula y me acordé del Tobi.
Weno de ahí le conversamos.
Tino RO
Insisto... dichosos ustedes que aprendieron a querer a los animales...!
Soy una desanimalada.
Y otros, mueren en penumbra sin ser llamados...
http://cieloraso.blogspot.com/2005/10/orr-ep-por-kramer.html
atte Kramer
Yo tuve un mantis religioso, hace años, era chico.
Lo confundían arteramente con palote. Su verdor era patente, aroma a pino, limón, hierbas primaverales.
Era letal a la hora de la cena,
estrangulaba a perfección sus polillas.
Era libre como los pájaros, medraba en la libustrina.
Su cabecilla triangular me miraba a diario,
(puede que mi piel le diera asco, no era escamosa...pero me aceptaba en mi inferioridad, de pieles hablando, claro...)
Una tarde no lo ví mas.
A estas alturas del partido, debe estar morando en su universo de arbustos empapados de rocío...
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