Aquellos amigos que vagan por la ciudad,
con la mirada perdida y en busca de
algún alimento arrojado por las personas
en lugares inapropiados o sólo en
basurales.
Algunos te hacen
gracias con la esperanza de ser recogidos y
otros más rudos lanzan sus
ladridos, tal vez por las experiencias que han
vivido.
Mi mascota se
llama Lula o Trula según algunos mal entendidos (dicesé amigos), es media loca y
muy regalona. Vive junto a mí, suele dormir a
los pies de mi cama o más bien
busca los lugares calientes y blandos para
reposar su cuerpo peludo.
Es fiel más que muchos de nosotros, leal sin
duda creo sin
equivocarme que me aprecia, pues me cuida de una manera
desmensurada. Es una
lealtad difícil de entender.
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